La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el Cielo.
La sugestiva ceremonia de la ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad.
Las palabras que se usan para la imposición de cenizas, son:
"Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás"
"Convierte y cree en el Evangelio".
“Arrepiéntete y cree en el Evangelio”.
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